En esta ocasión os informaré acerca de un avance científico de gran importancia, a nivel tanto educativo como social, en especial para niños que prensentan cualquier trastorno del espectro autista. Se trata de la aparición en los últimos años de diferentes robots creados para ser utilizados en aulas a las que acuden estos niños.
Estos humanoides comparten un determinado tiempo por semana con los niños, mientras son manejados mediante control remoto por un especialista. Son del tamaño real de un niño, se encuentran programados para realizar diferentes gestos tales como sonreír, fruncir el ceño, reír, guiñar el ojo o agitar los brazos, y han sido creados para mejorar las relaciones sociales en niños autistas. Los niños con trastornos del espectro autista, por lo general, no reaccionan bien a la gente al no comprender sus expresiones faciales, por lo que un robot que realiza gestos sencillos les resulta mucho más seguro a la hora de establecer contacto con ellos.
De hecho, un reciente estudio ha mostrado que alumnos con autismo mejoran sus habilidades sociales, comportamiento y comunicación al interactuar con este tipo de humanoides, de modo que nos encontramos ante una posible solución para que alumnos con algún tipo de trastorno del espectro autista comiencen a sentirse tranquilos y motivados en el aula; además, no debemos descartar la posibilidad de que estos humanoides puedan ayudar también en un futuro a niños regulares incorporando un software más complejo mediante el cual los alumnos puedan realizar y mejorar aprendizajes de diferentes áreas como, por ejemplo, el lenguaje.
Se trata, por tanto, de una gran ayuda para que los pequeños, al igual que el resto de sus compañeros, sean capaces de llevar una vida normalizada y puedan desenvolverse con soltura en el ámbito social, minimizando el riesgo de exclusión pese a las dificultades que este trastorno pueda ocasionarles.
Gemma Benéitez Núñez
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